Doris Marcela Castro-Roldán
Gerontóloga
Especialista en promoción de la salud y
desarrollo humano
Especialista en docencia e investigación
universitaria
Magister
en docencia e investigación universitaria
Bogotá D.C- Colombia
Oswal Martínez-Moreno
Fonoaudiólogo
Especialista en audiología
Especialista en docencia e investigación
universitaria
Magister
en docencia e investigación universitaria
Bogotá D.C- Colombia
Año 2012
RESUMEN
La presente investigación se realizó como
tesis final para poder recibir el título de Magíster en docencia e
investigación universitaria en la Universidad Sergio Arboleda de la ciudad de
Bogotá-Colombia. Determinó los estereotipos y la percepción social sobre el
aprendizaje en la vejez, de un grupo de veinte personas mayores, diez
institucionalizados en Centros de protección social y diez de ellos no. El
estudio fue de tipo descriptivo, de diseño transeccional y enfoque mixto. Los
instrumentos que se emplearon para la recolección de la información fueron:
Entrevista semi-estructurada avaladas por tres jueces expertos, que midió el
enfoque cualitativo en tres aspectos como fueron: caracterización de la población,
auto percepción social y hetero-percepción social del grupo de personas mayores
acerca del aprendizaje en la vejez y el Cuestionario de Estereotipos negativos
hacia la Vejez
(CENVE), validado por de Mena, Sánchez
y Trianes (2005) y validado para Colombia por Aristizábal, 2009).Centró
su atención en los avances teóricos sobre los estudios de la vejez y la
percepción de un aspecto tan relevante como es el aprendizaje, analizado a la
luz de los estereotipos negativos que se tienen de la vejez. En este estudio se
pudo evidenciar que las personas mayores institucionalizadas tienen
percepciones negativas acerca del aprendizaje en la vejez y niveles de
estereotipos mucho más altos comparados con los no institucionalizados. También
la mayoría de la población estudiada desea participar en espacios educativos y los temas de su preferencia son los
espirituales con un 95%, le siguen las educativas y culturales con un 75%,
luego las recreativas y productivas con un 70%. En cuanto a la dimensión del
CENVE que revela más alto nivel de creencias estereotipadas fue la motivacional. Se lograron determinar
necesidades reales y sentidas de aprendizaje en este grupo de personas mayores.
Se vislumbra la necesidad de romper estereotipos negativos hacia la vejez para
poder trabajar por una cultura de envejecimiento activo.
Palabras claves: Estereotipos, percepción
social, aprendizaje en la vejez, envejecimiento activo.
SUMMARY
This investigation determined the social stereotypes and
perceptions about learning in old age, a larger group of twenty people, ten
institutionalized social protection centers and ten of them. The study was
descriptive, transactional design and mixed approach. The instruments used for
data collection were semi-structured interview supported by three expert
judges, who measured the qualitative approach in three aspects as they were:
characterization of the population, social self-perception and social
perception heterogeneous group seniors learning about old age and negative
stereotyping questionnaire to the aging (CENVE), validated by de Mena, Sánchez
and Trianes (2005) and validated for Colombia by Aristizabal, 2009). turned his
attention to theoretical developments studies of aging and the perception of an
aspect is as important as learning, analyzed in light of the negative
stereotypes we have of old age. In this study it became clear that
institutionalized older people have negative perceptions about learning in old
age stereotypes and levels much higher compared to non-institutionalized. Also
most of the study population wishes to participate in educational activities
and topics of choice are the spiritual with 95%, followed by the educational
and cultural with 75%, then the recreational and productive with 70%. As for
the size of CENVE revealing the highest level of stereotyped beliefs was the
motivation. They were able to determine real and felt needs of learning in this
group of older people. He sees the need to break negative stereotypes of old
age to work for a culture of active aging.
Keywords: Stereotypes, social perception, learning in later
life, active aging.
INTRODUCCIÓN
El envejecimiento humano es
uno de los mayores logros que se convierte en retos de las sociedades actuales
para lograr un índice importante de desarrollo humano en todos los países; hoy
se considera como uno de los temas fundamentales a investigar, comprender y
atender, para poder dar respuestas eficaces, eficientes, reales y pertinentes a
dicho fenómeno, ya que el tema compete a todos y ha venido generando cambios
significativos, a la vez que plantea interrogantes a todo nivel incluyendo el
relevante tema de la educación para todas las edades y la desmitificación de
mitos y estereotipos negativos hacia la vejez que varios autores coinciden
existen dentro de las diferentes sociedades del mundo actual.
El hecho de que las personas
tengan más posibilidades de vivir más, tendrá implicaciones en todas las
esferas de la vida humana, y para atender los desafíos de la sociedad
colombiana, país que también presenta un envejecimiento demográfico acelerado y
un incremento cada vez mayor de personas de 60 y más años, es importante
determinar las necesidades de aprendizajes existentes en este tipo de
población. Por tal razón, la importancia de este estudio yace en el plan de
Acción Internacional sobre el envejecimiento que fue aprobado desde la primera
Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento realizado en Viena por la Organización
de Naciones Unidas [ONU] (1982) y que fue registrada en la Resolución 37/51,
con su lema “Hacia una sociedad para todas las edades”, donde se recomendaron
medidas en sectores tales como el empleo, la seguridad económica, la salud, la vivienda,
la
educación y el bienestar social. Además determinó que las personas
mayores son un grupo de población muy diverso y activo con capacidades
heterogéneas y necesidades especiales en algunos casos, por lo tanto a esta
población no se le hace bien cuando se les homogeniza sus características
intelectuales, su capacidad para aprender, su estado de salud física y mental
entre otras.
Por otra parte, el concepto
de una sociedad para todas las edades, formulado en el marco del año
Internacional de las Personas mayores en 1999, presentó los siguientes temas
que deben gestionar los gobiernos del mundo: el desarrollo individual durante
todo el ciclo vital, el fortalecimiento de las relaciones intra e
intergeneracionales, la relación recíproca entre el envejecimiento de la
población y el desarrollo humano como procesos que van paralelos y la situación
en general de las personas mayores.
Otro gran evento establecido
por la [ONU] fue, la segunda Asamblea Mundial sobre el envejecimiento que se
realizó en Madrid 2002, donde los países, entre ellos Colombia, adoptaron y se
comprometieron a trabajar por dos documentos claves: una la Declaración
política de envejecimiento y vejez y su respectivo Plan de Acción
Internacional, donde se gestionarán medidas para enfrentar los desafíos y/o
retos que nos trae día a día el envejecimiento, teniendo como prioridad temas
como: las personas de edad y el desarrollo, el fomento de la salud y el
bienestar en la vejez y la creación de un entorno propicio y favorable.
Como ya se había mencionado,
en Colombia el aumento progresivo de la población mayor representa un trabajo
arduo y constante para desarrollar planes, programas y proyectos que cumplan lo
estipulado por las políticas públicas y los recursos en lo concerniente a la
educación, la calidad de vida, el cumplimiento de los derechos, la
inclusión social de las personas mayores, entre otros.
Cabe aclarar que la Ley
Nacional del Plan de Desarrollo 2006-2010 (Ley 1151 de julio de 2007),
determinó que el Ministerio de la Protección Social, sería el responsable del
desarrollo y definición de la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez,
proceso que se ha venido gestando desde el año 2003, con la participación de
diferentes entes privados y públicos, así como entidades territoriales del
orden municipal, distrital y departamental. Todo lo anterior dio lugar a la
Política Nacional de envejecimiento y vejez (2007-2019) donde destaca en la
línea denominada “evaluación y Monitoreo del cumplimiento de los Derechos
Humanos, que el Estado debe estar interesado en que a la población no se le
vulneren sus derechos y busca la asesoría, para la capacitación y la educación
continua, el desarrollo humano de capacidades individuales y colectivas
para toda la población, en especial para la vejez y que corresponde al
Ministerio de Educación, en el ejercicio propio de sus funciones, asesorar la
implantación y gestión de dicha política en lo referente a los programas de
educación formal y no formal y educación continua durante toda la vida,
orientados a mejorar las condiciones de vida de las personas mayores en el
territorio nacional y a la creación de una cultura del envejecimiento activo en
el país. Política Pública de envejecimiento y vejez (2007-2019, p. 35). Sin
embargo lo que se vislumbra es que dicho Ministerio no tiene personal
profesional experto en el tema de envejecimiento y la vejez y mientras que el
actual Ministerio de protección y salud resalta la importancia de la profesión
de gerontología, el ministerio de Educación cierra programas en diferentes
instituciones educativas que han querido dar la formación técnica, tecnológica
y profesional a población en Gerontología a este país que tanto la necesita.
La educación en Gerontología
debería dictarse a partir de edades muy tempranas y no esperar a que las
personas tomen malas decisiones en cuanto a su salud integral y en la mediana
edad o la vejez esperar que aparezcan las enfermedades crónicas que afectan a
la población y a los gobiernos en términos sociales, económicos entre otros. Lo
anterior mejoraría el tema de desmentir tantos estereotipos que se tienen hacia
el envejecimiento y la vejez o la errada convicción de argumentar de que a los
niños no les deben de hablar del proceso de envejecimiento desconociendo que
ellos y todos estamos inmersos en él y no podemos escapar de ello. Se habla de
una educación continua pero no se abren espacios académicos adecuados y
pertinentes para personas mayores, se habla de educación continua y temas como
la promoción de la salud integral y no solo biológica, Gerontología, prevención
de la enfermedad se beta en algunos colegios y universidades porque no le ven
la verdadera relevancia que tiene y el impacto social positivo que pueden
generar.
Es importante destacar a los
autores Arango y Ruiz (2008) quienes encontraron que Colombia en un siglo pasó
de 4´355.470 habitantes, a 42´090.502, de los cuales más del 6% (2´617.240) son
personas mayores de 65 años, del cual el 54.6% son mujeres (3´190.262). (Arango & Ruiz, 2008). Independientemente si las
mujeres vive más que los hombres, el interes de este estudio es determinar qué
percepción social tienen los mayores acerca de sus procesos de aprendizaje y
desmarañar el tema en cuanto a si los estereotipos que se tienen de la vejez
pueden influir en esas misma percepciones. Se reitera, el actual estudio
centró su atención en los avances teóricos de la vejez y la percepción de un
aspecto tan relevante como es el aprendizaje, comparado con los estereotipos
que socialmente se evidencian.
La investigación que se
presenta fue de tipo descriptivo, de diseño transeccional y enfoque mixto. La
muestra fue intencional, veinte personas mayores, diez de ellos
institucionalizadas en hogares gerontológicos y diez no institucionalizadas.
Los instrumentos que se emplearon para la recolección de información fueron:
Entrevista semi-estructurada avalada por tres jueces expertos, que midió de
manera cualitativa la auto y hetero percepción social que tienen este grupo de
personas mayores acerca del aprendizaje, se realizó una caracterización socio demográfica
y se aplicó el Cuestionario de estereotipos negativos hacia la Vejez (CENVE) de Mena, Sánchez y Trianes (2005). Los
resultados que se esperan no se podrán generalizar, pero si dará líneas de
acción relacionados con la educación contínua para este tipo de población.
Esta investigación determinó
si las percepciones sociales acerca del aprendizaje en la vejez están siendo
influenciadas por los estereotipos negativos que ellos mismos tienen de la
vejez por sus propias percepciones acerca del aprendizaje, sus diferencias
según el sexo, la edad entre otros, identificando algunas necesidades reales y
sentidas de los mayores y a partir de los resultados se plantearon estrategias
a través de una ficha técnica, para que esta población continúen participando
en programas educativos de acuerdo a sus intereses, necesidades y capacidades,
aportando de esta manera el fortalecimiento de una cultura de envejecimiento
activo.
Teorías del Envejecimiento y la Vejez
Existen
varias teorías clásicas del envejecimiento biológico postuladas
por Minot, Citado por Fuente (1907), Pearl, (1928), Harman, (1956), Williams,
(1957), Gerschman, (1962), Hayflick, (1965) y Weissman, (1981), todas buscan
establecer las relaciones causa-efecto en los cambios degenerativos que tienen
lugar el envejecer en los diferentes niveles de organización biológica. Por el
contrario, Calatayud (2002), citado por Salgado A, Llera F y Ruiperez
plantean una teoría integradora donde el envejecimiento biológico no está
directamente relacionada con los genes y abre la posibilidad como aplicación
práctica de su teoría al retraso del envejecimiento de algunos sistemas del
organismo a través de una dieta suplementaria con antioxidantes tiónicos. En
este mismo sentido, Fernández -Ballesteros (2009) manifestó que los biólogos
aseveran que el envejecimiento depende sólo en un 25% de las circunstancias
genéticas y que el 75% restante corresponde a factores externos como son las
condiciones socios ambientales así como al propio comportamiento. Por otra parte y desde una mirada más
social Cumming y Henry (1961) autores de la teoría de la desvinculación, alegan
que el envejecimiento se caracteriza por una mutua separación, la persona mayor
disminuye sus actividades y compromisos y la sociedad obliga al retiro y
estimula la segregación por edad sin tener en cuenta que el fortalecimiento de
la interacción social, proporciona a los mayores grandes beneficios multidimensionales.
Es
curioso resaltas que después de la Segunda Guerra Mundial ha prevalecido una
mirada muy negativa de la vejez y el envejecimiento vista
como sinónimos de problema, quebranto, declive, deterioro y dependencia, es
decir, un cúmulo de situaciones problemáticas que exigen una solución pronta y
efectiva. La solución emerge, en un principio de lo que muchos autores plantean
como (Powell, 2006; Bengston, Burggess y Parrott, 1997; Powell y Hendricks,
2009; Biggs, Lowentein y Hendricks, 2003; Estes y Biney, 1989; Jakson y Powell,
2006), han llamado la medicalización del envejecimiento, o “Gerontología
Biomédica” que es resultado del desarrollo de la geriatría más que de la
gerontología.
Contrariamente la teoría de
la actividad de Neugarten, Havighurst y Tobin (1968), Citado en:
Fernández-Ballesteros, sostiene que una persona debe permanecer tan activa como
sea posible para envejecer con éxito. En contrastación con el enfoque biologicista, surge el enfoque del ciclo vital que
plantea que los cambios ocurridos durante el envejecimiento están influenciados
por múltiples variables, y que son el resultado
de la interacción entre el organismo que envejece, el medio ambiente (contexto
socio-cultural) y el comportamiento (estilos y hábitos de vida). De igual
manera la Teoría
de la continuidad de Atchley (1989), dice que para envejecer con éxito las
personas debe mantener un equilibrio entre continuidad y cambio en las
condiciones internas y externas de sus vidas.
Solamente en la década de
1990 empieza a desarrollarse la visión positiva sobre el envejecimiento y la
vejez, especialmente a partir de los trabajos de Baltes y Baltes (1990) y
Baltes y Carstersen (1996) con su teoría del envejecimiento exitoso, se empieza
a configurar una visión donde estos conceptos son más valorados. El desarrollo
teórico de estos autores, abrió el camino para pasar de un concepto de
envejecimiento normal (opuesto al envejecimiento patológico) a hablar de
“proceso” de envejecimiento en el cual estamos sumergidos todos los seres
humanos. (Curcio, 2010, p. 154).
Desde las teorías
socio-demográficas se resalta el informe de la Organización de Naciones
Unidas [ONU], en donde se afirma que el envejecimiento de la población no tiene
precedentes, es un proceso sin parangón en la historia de la humanidad. El
envejecimiento de la población afecta a casi todos los países del mundo,
mientras continúe el descenso de la mortalidad y permanezca el bajo índice de
fertilidad ONU (2009).
En el año 2006 a nivel
mundial una de cada nueve personas tenía 60 ó más años, y se proyecta que esta
proporción será una de cada cinco para el 2050, y de una de cada tres personas
para el 2150. La transición de una estructura joven a una de personas mayores
ocurrirá de manera más rápida y en un corto tiempo en los países en vías de
desarrollo. En el 2050, se proyecta que los mayores de 60 años, alcancen un 32%
y los mayores de 80 años un 29% en las regiones desarrolladas, mientras que en
las que se encuentran en vías de desarrollo serán un 20% de mayores de 60 años
y un 18% de mayores de 80 años (ONU, 2006). De acuerdo con estos datos el
envejecimiento de la población se dará de manera más acelerada en las regiones
en vías de desarrollo, teniendo que afrontar además del reto del desarrollo, la
educación, la salud, la transformación demográfica con todas las consecuencias
o implicaciones inherentes.
En Colombia se muestra que
el aumento continuo de la población, especialmente del grupo de laos
envejecidos, constituye retos y desafíos para la construcción de políticas
sociales y un buen manejo de los recursos en lo concerniente al desarrollo
humano, la educación, la calidad de vida, la salud física y mental, el
cumplimiento de los derechos humanos y la inclusión social de todos los seres
humanos.
Es así que el Congreso del
República de Colombia aprobó la Ley 1171 de 2007, que tiene como objeto
conceder a las personas mayores de 62 años beneficios para garantizar sus
derechos a la educación, propiciando un mejoramiento en sus condiciones
generales de vida. En el artículo cuarto, las personas mayores de 62 años,
tendrán derecho a un descuento del cincuenta por ciento (50%) en el costo de la
matrícula en instituciones oficiales de educación superior y en el artículo
quince expresa que en ningún caso la edad podrá ser tenida en cuenta como
criterio para definir el acceso a las instituciones de educación superior del
país. Sin embargo este derecho sigue siendo vulnerado, ya que no existen
suficientes espacios académicos especializados para brindar una adecuado
proceso de enseñanza aprendizaje y tampoco existen suficientes recursos humano
cualificado en el tema, es más el Ministerio de Educación cada vez cierra la
oportunidad para que personas que les interesa el tema puedan obtener títulos
de técnicos, tecnólogos, profesionales y hasta posgrados, tal vez porque las
personas que están a cargo, tampoco se encuentra sensibilizadas y /o
adiestradas del tema relevante del envejecimiento y la vejez.
Para esta investigación se
desea resaltar a los autores Rosenthal y Jacobson (1968) quienes han estudiado
la teoría
del efecto Pigmalión desde la perspectiva de la teoría de la profecía
autorrealizada. Esta teoría la entendemos como uno de los factores que influyen
en la motivación de los estudiantes que en este caso serían las personas
mayores en el aula de clase. Para este caso lo que ocurre, es que la sociedad
formulan expectativas acerca de que en la vejez no es posible aprender, y es
muy posible que los viejos consideren que esto sea verdad y se cumpla la
profecía, convirtiéndose en una problemática social, ya que en su mayoría
dichos estereotipos son y se mantienen como negativos, ya que no propendería a
generar una cultura de envejecimiento activo, sino por lo contrario generan a
corto, mediano y largo plazo exclusiones sociales que irían en contra de todo
lo planteado a nivel internacional y nacional con relación a los lineamientos y
políticas dirigidas al envejecimiento y a la vejez.
Envejecimiento, Envejecimiento Activo y Vejez
Se inicia afirmando que el
envejecimiento es universal: “Toda materia, cualquiera sea su naturaleza,
envejece, lo que varía es el tiempo, la forma y el ritmo evolutivo, que son propios
para cada ser vivo”. El envejecimiento individual está determinado por las
condiciones sociales, económicas, ambientales, nutricionales y culturales en
las que viven los seres humanos. Es progresivo, comienza con el nacimiento y
termina con la muerte, evolucionando progresivamente a medida que avanza la
vida. En el hombre, cronológica y clínicamente, el envejecimiento empieza desde
el nacimiento. Ministerio de Protección Social.
Política Nacional de envejecimiento y vejez (2007-2019)
El envejecimiento activo es
el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y
seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas
envejecen. Organización Mundial de la Salud [OMS] (2002, p, 6). Por otra parte,
el término de envejecimiento activo fue adoptado por la OMS a finales del siglo
XX, con la intención de transmitir un mensaje más completo que el de
envejecimiento saludable y reconocer los factores y ámbitos, además de la mera
atención sanitaria que afectan a como envejecen individuos y poblaciones. (OMS
citado por Perea, 2004, p, 229).
El concepto de vejez abarca un sin
número de enfoques, y esto lo afirma Fernández Ballesteros (2000) cuando habla
de la variedad y la indefinición de la mayoría de los distintos conceptos sobre
la vejez. La situación de indefinición se da, porque no es posible definir los
aspectos biológicos, sociales o psicológicos en relación con la vejez; por
ejemplo, en la tradición romana la vejez era considerada como una desgracia,
pero de manera contraria, Cicerón en su De
senectute planteaba que las personas que llegaban a la vejez se podrían
considerar como seres prudentes, moderados, dignos y activos dentro de una
sociedad.
En Grecia antigua, Platón en
La República adopta una posición de
respeto por las vivencias de las personas de edad avanzada, elogiando a la
vejez como una etapa de la vida en la que las personas alcanzan la máxima
prudencia, sagacidad y juicio. Hace resaltar, sobre todo, los agentes
individuales del envejecimiento, considera que las vivencias del final de la
vida están muy determinadas por la forma en la que se vive durante la juventud
y en la adultez, y explica cómo habría que prepararse para la vejez desde la
niñez. Así pues, Platón es un antecedente de la visión positiva de la vejez.
Otras referencias acerca del
tema en la historia, la menciona en uno de los más grandes políticos, filósofo
y orador de la antigua roma, Marco Tulio Cicerón; en su obra Cato Maior de senectute presenta una
imagen positiva de la vejez; en donde incluye multitud de datos acerca de las
modificaciones que experimenta la capacidad de rendimiento mental en las
personas mayores.
En oposición, Aristóteles se
refiere hacia la vejez con una imagen negativista ya que interpreta la
compasión como una debilidad. La “senectud”, que es la cuarta y última etapa en
la vida del hombre, según él, equivale a deterioro y a la ruina. Es una etapa
de debilidades, digna de compasión social e inútil socialmente además asocia la
vejez con la enfermedad., la pérdida, y el deterioro. También se le conocen aportes acerca de la vejez al poeta Romano Horacio;
quien se refería a ella en su Ars poetica,
mostrando una imagen fatalista de la vejez; considera que no es ni una etapa
dorada de la vida ni el momento culminante de felicidad personal. Considera que
la muerte es inevitable y ante ella no deben adoptarse actitudes de
resignación. Hay que gozar de la existencia según las posibilidades de la edad.
A lo largo de la Edad Media
son transmitidos y acentuados ciertos estereotipos asumidos de las tradiciones
culturales que antecedieron el desarrollo humano. Destaca, por una parte, San
Agustín que dignifica la visión cristiana de la persona mayor ya que de ella se
espera un equilibrio emocional y la liberación de las ataduras de los deleites
mundanos.
En
la época del Renacimiento, se rechaza lo senil y lo viejo, se evade el tema de
la muerte, se da una imagen melancólica de la persona mayor e incluso se le
imputan artimañas y brujería. Otras investigaciones asumen la vejez según la
categoría de edad, siendo algunas de éstas las que afirman que a partir de los
65 años comenzaría la vejez (Zepellin et
al, 1986).
Por otra parte, la OMS asevera que la vejez llega a los 60 años de edad, y se
caracteriza por un declive gradual del funcionamiento de todos los sistemas
corporales. La vejez como etapa vital es la concepción más moderna basada en el
reconocimiento de que esta fase de la vida, al igual que otros periodos vitales
tiene entidad evolutiva, propia, y que justo algunas limitaciones ofrecen
potencializades positivas diferentes por la experiencia y recorrido histórico
de las personas que la viven (Petrus, 1997, p, 297).
Finalmente el Ministerio de
protección social en la Política Nacional de envejecimiento y vejez afirma que:
Se consideran personas mayores (viejos) a mujeres y hombres que tienen 60 años
o más, o mayores de 50 años si son poblaciones de riesgo, por ejemplo
indigentes o indígenas (Política Pública de Envejecimiento y vejez 2007-2019,
p. 9).
Instituciones de Larga Estancia para Personas Mayores
Los primeros hogares de
ancianos o residencias geriátricas aparecen en Europa en el Siglo XVI
destinados a albergar locos, vagabundos, desviados de la ley y viejos. A través
del tiempo ha sido un recurso que la sociedad instrumentó para dar respuesta a
diversos problemas planteados por la población envejeciente.
Por otra parte, se
evidencian diferentes características en instituciones que pernoctan personas
mayores de con modalidad de larga estancia, hogares, asilos, ancianatos entre
otros que satisfacen solo las necesidades fisiológicas, de seguridad física y
alimentos enfocando el cuidado a una sola dimensión la biológica .Existen otras
que le suman el servicio de rehabilitación y de terapias psicológicas,
ocupacionales un tanto más organizadas y existen otros con un enfoque de
“promoción de la salud”, se inscribe en la concepción del desarrollo integral
de la persona, independientemente de su edad, procura el aprovechamiento de sus
potencialidades, y la realización personal. Zolotow (2010, p. 90)
Los centros de protección
para personas mayores son domicilios que atienden necesidades integrales
eco-bio-psicosociales y espirituales a personas mayores, que por diversas
situaciones como enfermedad, soledad o pérdida de autonomía, precisan de
asegurar dichos cuidados fuera de sus hogares. En el artículo tercero de la ley
1251 de 2008 por la cual se dictan normas tendientes a procurar la protección,
promoción de los mayores, definen los Centros de protección como el
ofrecimiento de servicios de hospedaje, de bienestar social y cuidado
permanente o temporal a adultos mayores (Congreso de la República, Ley 1251 de
2008).
En la ley
1315 de 2009 del Congreso de la
República de Colombia, define como centros de Protección Social para el Adulto
Mayor como Instituciones de Protección destinadas al ofrecimiento de servicios de
hospedaje, de bienestar social y cuidado integral de manera permanente o
temporal a adultos mayores.
El Aprendizaje a lo Largo de la Vida y la Importancia de la
Aplicación de la Gerogogía para las Personas Mayores
En relación con el
aprendizaje, a continuación se revisarán algunos conceptos relacionados con las
teorías del aprendizaje, iniciando con los planteamientos de Jacques Delors
(1998) en torno a los cuatro aprendizajes fundamentales que para cada persona en
su ciclo
vital serán los pilares del conocimiento: Aprender a conocer, aprender
a hacer, aprender a vivir juntos
y aprender a ser. Cada una de estas
manifestaciones se hayan estrechamente relacionadas entre sí, ya que hay entre
ellas múltiples puntos de dependencia.
A manera de síntesis, aprender a conocer para el citado autor,
se fundamenta en adquirir las herramientas de la comprensión lográndose
considerar a la vez medio y finalidad de la vida humana. En cuanto medio,
consiste para cada persona en aprender a percibir el mundo que le rodea,
desarrollando sus capacidades profesionales y comunicativas. En cuanto al fin,
su propósito es el placer de comprender, conocer, descubrir y entender; a
realidad social en la cual está inmerso. Aprender para conocer supone en primer
término aprender a aprender, ejercitando la atención, la memoria y el
pensamiento, es decir que se trata de un aprendizaje de la atención el cual
puede adoptar formas disímiles y sacar provecho de las múltiples acciones de la
vida. Es lo que otros autores denominan aprender a pensar haciendo.
El siguiente aprendizaje que
plantea este autor es aprender a hacer,
donde considera que para poder intervenir sobre el propio entorno está más
estrechamente relacionada la cuestión de la formación profesional, es decir, al
desarrollo de habilidades, destrezas y competencias tanto personales como
profesionales. Aquí se trata del cómo enseñar al estudiante, a la persona mayor
en el contexto de la presente investigación, a poner en práctica sus conocimientos.
Como tercer pilar del
conocimiento se tiene el aprender a vivir
juntos, que se adquiere
desarrollando la comprensión del otro y la percepción de las formas de
interdependencia, preparándose para intervenir en las necesidades sociales
respetando los valores comunes y comprensión mutua. Finalmente, se enseña a aprender a ser, entendido como el
proceso fundamental que involucra elementos de los tres anteriores. La
educación debe contribuir al desarrollo humano de cada persona en cuerpo,
mente, inteligencia, sensibilidad, sentido estético, responsabilidad individual
y espiritualidad. En este orden de ideas, todos los seres humanos deben estar
en la capacidad de dotarse de un pensamiento autónomo y crítico elaborando un
juicio propio, para determinar por sí mismo qué deben hacer en las diferentes
circunstancias de la vida.
Además, y para efectos del
presente estudio, se tendrá en cuenta el tema de proceso de aprendizaje según
Pere Marqués del Departamento de Pedagogía Aplicada de la Universidad de
Barcelona (1999), éste proceso tiene
que ver con las actividades que realizan los sujetos para conseguir el logro de
los objetivos educativos que pretenden. El proceso de aprendizaje establece una
actividad individual, aunque se desarrolla en un contexto social y cultural,
que se origina a través de un proceso de interiorización en donde cada sujeto
concilia los nuevos conocimientos a sus estructuras cognitivas previas,
llegando a concluir que la construcción del conocimiento tiene dos
inclinaciones: una personal y otra social.
En general, para que se
puedan realizar procesos de aprendizaje son necesarios tres factores básicos:
el primero es poder aprender, que implica la inteligencia, las capacidades
cognitivas y los conocimientos previos imprescindibles para construir sobre
ellos los nuevos aprendizajes. El segundo factor el saber aprender los nuevos
aprendizajes que se construyen a partir de la experiencia, los hábitos y las
técnicas de estudio como son la observación, la lectura, la escritura dentro de
los instrumentales básicos, el vocabulario, las estructuras sintácticas dentro
de la comprensión, el subrayar, esquematizar realizar resúmenes o mapas
conceptuales dentro de las elaborativas y las habilidades metacognitivas que
implican analizar, reflexionar entre otras. El último factor es el querer
aprender que implica la motivación que depende de la personalidad, la fuerza de
voluntad, la familia, el contexto, la sociedad, los métodos de enseñanza que
aplican los profesores (Alonso 2000, p. 53).
Otra teoría del aprendizaje
que es de suma importancia dentro de la vejez, es el aprendizaje experiencial
que se basa en el conocimiento que se crea a través de la alternativa provocada
por la experiencia ya que esta es concreta y se introduce a una
conceptualización indefinida, la cual es otorgada activamente a través de
nuevas experiencias. Lewin (1951), Dewey (1938) Citado por: Pacheco, P; Thullen
M; Seijo, J y Piaget (1978), citado por: Méndez Z.
Del mismo modo dentro de las
teorías psicosociales de la vejez, que se definen como las que intentan
explicar los cambios en la conducta, la función y las relaciones que ocurren
cuando el ser humano envejece (Potter 2002). Se encuentran las teorías de la
optimización selectiva los individuos pueden ponerse metas, evaluar sus propias
habilidades, y resolver cómo van a llevar adelante aquello que quieren
alcanzar, a pesar de las limitaciones y el deterioro de la vejez (Ebner ,
Baltes, y Paul, 2006), citado por: Stassen, B, es así que el aprendizaje en las
personas mayores pueden ser posible y significativo en este momento vital.
Otra teoría es la denominada
de la continuidad que afirma lo siguiente: A medida que vamos envejeciendo, nos
vamos haciendo cada vez más aquello que ya éramos, es decir, la persona de edad
es, en definitiva, lo que fue haciéndose desde que nació (Rosow, 1963; Atchley,
1987, 1991; Minois, 1987). Citado en: (Ocampo J; Londoño I; 2003) Esto puede
afirmar que la vejez es el resultado de un proceso natural, donde si se toman
decisiones positivas se puede llegar a una vejez satisfactoria. Ahora bien, la teoría de la identidad asevera
que a lo largo de la vida cada nueva experiencia cada ganancia o pérdida,
requiere de una revaluación de la identidad (Kroeger, 2007; Van der Veulen,
2001; Zucker y Col, 2002). Citado en: Stassen,
B; (2007) es así que el
aprendizaje a lo largo de la vida puede ayudar a construir una identidad en la
vejez positiva o negativa según la experiencia de vida.
La hipótesis que en este
estudio se tiene es la que nos muestra la teoría del etiquetado, que define que
cuando un individuo es percibido como viejo, sus conductas son interpretadas a
través del estereotipo social de cómo se comporta una persona vieja, al mismo
tiempo el propio sujeto termina por asumir esa imagen social y se comportará en
función de ella (Bermejo, 2005). Desafortunadamente el viejo al ser etiquetado
de manera negativa a nivel social, puede creer que su derecho a educarse y
desarrollarse finalizó por el simple hecho de llegar a ser mayor.
Para Fernández- Ballesteros
las teorías psicológicas en la vejez “son el resultado de un equilibrio entre
estabilidad y cambio, y también, entre crecimiento y declive” (2000, p. 40). Es
así que la vejez constituye la aceptación del ciclo vital único y exclusivo de
uno mismo y de las personas que han llegado a ser importantes en este proceso.
Supone una nueva aceptación del hecho que uno es responsable de la propia vida.
En
cuanto al aspecto social, Antonio Petrus en su libro Pedagogía Social cita a
Lehr (1980), quien determinó que una persona es vieja como en cualquier otro
rol social, cuando los miembros de la sociedad lo creen así. Debido a que la
aparición de los rasgos físicos incorporados a la vejez ayuda a homogeneizar la
percepción que los otros tienen de la vejez, entonces las personas en cualquier
sociedad, se saben viejos en primer lugar a través de los otros, fenómeno que
ocurre con mucha frecuencia y que autores como Bazo (1990) opina, que puede
estar causando estereotipos y mitos negativos de la vejez. Para Bazo el principal problema de la
vejez:
Resulta
mal vista y es objeto de aversión por parte de las personas en general, y de
las ancianas en particular, que han interiorizado en su proceso de
socialización una serie de imágenes negativas sobre la ancianidad que
contribuyen a distorsionar la verdadera visión de la misma (1990, p. 201).
El término de vejez que se
tomó para esta investigación es el aportado por Diehl, Hans y Ludington (2003)
quienes definen a la vejez, como un proceso continuo de crecimiento
intelectual, emocional y psicológico. Es así que Ruiz, Scipioni y Lentini
(2008) resaltan que la experiencia educativa en la vejez demanda una atención
permanente porque aún en esta etapa de la vida hay una posibilidad de
aprendizaje.
Por otra parte, es muy
relevante en la visión de los procesos de enseñanza- aprendizaje de las
personas mayores, tener en cuenta la Gerogogía que viene del Griego geron (anciano) gogein (educar) propuesto por el First National Congress on Educational Gerontology en 1976, para
designar la educación especifica de los mayores. Hartford (1976) citado por
José Alberto Yuni, Yuni, José & Urbano, Claudio, Arce, M. la define como el
arte y la ciencia de enseñar a los mayores y la educación de y por las personas
mayores. Al igual la definen otros autores, como Legendre (1993), Moreno, Lara
(1988) donde tiene que ver con el aprendizaje para toda la vida o para el ciclo
vital (Belando y Sarlett, 1995).
Por otra parte, en el
aprendizaje a lo largo del ciclo vital se encuentra la clave para el desarrollo
humano y sostenible de todos los países, por esta razón se están desarrollando
planes, programa y proyectos para considerarla elemento determinante para la
sociedad en el marco del saber y de la cultura, que constituye una procedencia
básica para igualar las oportunidades para todas la edades y favorecer la
inclusión y cohesión social; elemento fundamental para edificar comunidad, y
forjar calidad de vida y una cultura de envejecimiento activo.
La Educación Permanente o el
aprendizaje a lo largo de la vida se le ha llamado: educación vitalicia,
educación continua, educación recurrente, educación no formal e informal,
desarrollo comunitario, educación popular, animación sociocultural, educación
postescolar, educación para el ocio y el tiempo libre, aprendizaje permanente,
educación a lo largo de la vida, ciudad educadora... Estos diversos nombres
inciden en diferentes esferas de la Educación Permanente en algunos casos; en
otros se consideran como sinónimos. Pérez (2010 p.17)
La publicación del Informe
de la Comisión Internacional de Educación sobre la Educación para el siglo
XXI, presidida por J. Delors (1996 p, 113), La Educación encierra un
tesoro, ofrece el capítulo quinto a la educación a lo largo de la vida. El
informe sugiere la transformación del concepto de educación e invita a que la
educación ocupe un lugar cada vez mayor en la vida de los seres humanos.
Este concepto y su
aplicación es el núcleo mismo del mandato del Informe Mundial sobre el
aprendizaje y la educación de adultos de la Organización de las
Naciones Unidas para la educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO. Desde su creación,
la Organización ha desempeñado un papel pionero en la afirmación del papel
esencial de la educación de adultos en el desarrollo de la sociedad y en la
promoción de un enfoque integral del aprendizaje a lo largo de toda la vida. (Organización
de las Naciones Unidas para la educación (2010), la Ciencia y la Cultura. [UNESCO], p.8-9.)
El derecho universal a la
educación que tiene cada niño, joven y adulto es el principio fundamental que
subyace en todas nuestras iniciativas. El aprendizaje de adultos cuenta más que
nunca en la era de la globalización, caracterizada por el cambio rápido, la
integración y los avances tecnológicos.
La educación de adultos
desempeña un papel importante en la lucha contra la pobreza, la mejora de la
salud y la nutrición, así como en la promoción de prácticas sostenibles del
medio ambiente. De ahí que el logro de todos los Objetivos de Desarrollo del
Milenio (ODM) apele a la realización de programas de educación de adultos
pertinentes y de buena calidad. Si bien
el Informe mundial demuestra el
valor de la educación de adultos para ayudar a mujeres y hombres a conducir
mejores vidas, también destaca que un gran número de adultos aun está excluido de
las oportunidades de aprendizaje
Definiciones de Percepción
Se presentan a continuación
los diferentes significados de la percepción, iniciando por la autora Vargas
(1994) quien afirma que en el proceso de la percepción se ponen en juego
referentes ideológicos y de la cultura que reproducen y explican la realidad y
que se aplican a distintas experiencias para ordenarlas y transformarlas. Es
así que las percepciones pueden cambiar según la cultura y las experiencias
propias. Por otra parte, “la percepción social es el proceso a través de los
cuales pretendemos conocer y comprender a otras personas” Citado por Barón,
1998, p.40).
Diversos autores han
definido la percepción como el proceso cognitivo de la conciencia que consiste
en el reconocimiento, interpretación y significación para la elaboración de
juicios entorno a las sensaciones obtenidas del ambiente físico y social, en
las que intervienen otros procesos psíquicos entre los que se encuentran el
aprendizaje, la memoria y la simbolización Allport (1974) citado por Vargas
Melgarejo (1994); Cohen (1973) citado por González
Hidalgo (2001);
Coren y Ward (1979) citado por Kantowitz, y Elmes (2001) entre otros.
Dentro de la percepción
social, muchas personas tienden a percibir sus acciones negativas (auto-percepción)
como razonables y excusables, pero acciones idénticas de parte de otros (hetero
percepción) como irracionales e inexcusables (Baron, 1994). Para efectos de
este estudio se tendrá en cuenta la definición de percepción social de los
autores León y Gómez (1998), quienes afirman que la percepción social son
juicios elementales que, sobre las características de las otras personas, las
personas procesan en un primer contacto, y que son de gran importancia debido a
su función como guía para interacciones posteriores.
Aristizabal-Vallejo (2010)
cita a Moya (1999), quien afirma que la percepción social se asemeja a la de
objetos y personas por tres razones: la primera porque son percepciones
estructuradas y la configuración de categorías, (que son una de las formas de
organización), las diversas y múltiples categorías influyen en la clasificación
de la información y la predicción de la conducta cuando de personas se trata;
la segunda, cundo se tiene que buscar con mayor afán los elementos invariantes
de los estímulos que se percibe. Y la tercera donde las personas son percibidas
como agentes causales porque poseen intención de control sobre el medio que les
rodea. En esta percepción de personas también suele darse en interacciones que
son dinámicas y las expectativas de las personas influyen en la conducta hacia
ella y a su vez influye en las respuestas de las personas percibidas.
La percepción de los demás
inicia con indicios visibles incluidas la apariencia física, la comunicación no
verbal y la conducta expuesta, y a partir de la percepción, se forman las
impresiones que se pueden convertir en relevantes cuando sobresalen del
contexto y atraen la atención. Sin embargo esos indicios no tienen sentido en
sí mismos pero se interpretan a la luz del conocimiento existente o de las
representaciones cognitivas de las personas, conductas, rasgos y situaciones
sociales (Smith y Mackie, 1997).
La percepción social que de
la vejez cada persona tiene, no es estática, sino que va cambiándose en función
de la edad, es decir, cambia según la etapa del ciclo vital en la que se
encuentra. Un error cometido con frecuencia, como afirma Garanda (1995), es
cuando se habla de la vejez utilizando términos y refiriendo hechos que son
propios de otras edades. Ejemplo de esto son las afirmaciones populares que
dicen “loro viejo no aprende a hablar”.
Finalmente el Ministerio de
Sanidad, Política Social e Igualdad de Madrid, España, afirma que las personas
mayores son percibidas por la sociedad como un colectivo heterogéneo en el que
cada uno de sus miembros posee identidad propia configurada a partir de los
rasgos de la personalidad y de las experiencias vitales de cada una. Queda
prácticamente desterrada la imagen que describe a los mayores como personas
pasivas, ancladas en el pasado, con una visión negativa de la realidad
(Institución de mayores y servicios sociales [INMERSO], 2006).
Estereotipos en la Vejez
Todos los seres humanos
están en proceso de envejecimiento y tarde que temprano, si no se sale al paso
de los estereotipos que culturalmente se forman en todo momento, estos
estereotipos afectarán a todas las personas, en tanto que todas ellas
irremediablemente avanzan hacia la vejez.
Para Santo Tomás de Aquino
afianza el estereotipo aristotélico de la vejez como período decadente, física
y moralmente, en el que las personas mayores están marcadas por comportamientos
acorde a intereses únicamente personales. Un estereotipo social existe cuando varios miembros de un grupo, acentúan
las diferencias que existen entre los miembros de su grupo y los miembros de
otro grupo. Citado por Rodríguez (1989, p, 16)
En cuanto a estereotipos los
autores de esta investigación se basan en lo que afirma la autora Fernández
-Ballesteros:
un cliché o un
modelo fijo, compartido colectivamente, que se utiliza para conceptualizar a un
determinado sujeto de conocimiento abstracto como la vejez o la juventud, la
inmigración o el poder y nos sirven a modo de teorías implícitas respecto de
ese sujeto de conocimiento. Estos clichés en -términos generales negativos- son
aprendidos a través del proceso de socialización del individuo el cual
transcurre en un ambiente social determinado. Estas imágenes o clichés una vez
aprendida, tiene un poder causal en el sentido de que son la causa de la
conducta tanto individual como social referida a ese objeto de conocimiento e,
incluso, pueden convertirse en profecía que tienden a su auto-cumplimiento.
(2002, p. 9)
Los estereotipos son una
forma de simplificar la realidad para poder identificar a una persona a partir
de unas pocas características del grupo al que pertenece (Bermejo, 2005 p,
229). Son creencias acerca de las características de la gente mayor, que son
mantenidas en general por todos los miembros de una cultura en concreto.
Normalmente son estereotipos negativos y a menudo incorrectos, que se aplican a
todos los mayores de 65 años y que refuerzan las prácticas discriminatorias
hacia los mismos (Bermejo, 2005, p. 230).
Según Graciela Ferreira, un
estereotipo es una creencia errónea expresada de forma absoluta y poco flexible
(citado por Blanco, 2004, p. 57). Para Lippman los estereotipos son
representaciones o caracterizaciones rígidas y falsas de la realidad producidas
por un pensamiento ilógico (citado por Galán, 2007, p. 72). Los estereotipos
característicos sobre la vejez suponen un negativo imaginario que se interpone
a la vinculación de las personas mayores a la vida social activa y pueden
afectar de manera negativa también su calidad de vida, cosa que va en contra
vía de generar una cultura de envejecimiento activo, donde prime la salud
integral, la participación social y la seguridad de tener una calidad de vida a
lo largo del ciclo vital.
Estereotipos negativos es un
conjunto de rasgos asociados a un grupo o categoría social. Miller (1982),
Echevarría A, González (1996) citado por Franco (2010).
Otras definiciones encontradas
son las que plantea la autora Cora Edith Gamarnik de la Universidad de Buenos
Aires quien afirma que un estereotipo es una representación repetida
frecuentemente que convierte algo complejo en algo simple y que tiene otras
características que ayudan a complejizar este concepto: es un proceso
reduccionista que suele distorsionar lo que representa, porque depende de un
proceso de selección, categorización y generalización, donde por definición se
debe hacer énfasis en algunos atributos en deterioro de otros. Simplifica y
recorta lo real. Tiene un carácter automático, trivial, reductor. Los
estereotipos son conceptos de un grupo, lo que un grupo piensa de otro o de
otros. Lleva necesariamente implícito en su existencia un consenso (Gamarnik,
2009, p. 1).
Finalmente se debería plantear la
necesidad de aprendizaje en la vejez, para brindar oportunidad a los mayores de
ser más participativos, empoderados, productivos, y a través del mismo
ejercicio se podría cuestionar mitos y estereotipos que se perpetúan dentro de
la sociedad de manera negativa.
Abrir
un espacio para las personas mayores implica una oportunidad para la
deconstrucción y la construcción de nuevas significaciones sociales. Este proceso
es tal vez el responsable de la presencia simultánea de significaciones
antagónicas: “ante la posibilidad de aprender: ‘no pueden o siempre pueden’”. Y
como alternativa a estas dos que se presentan de un modo totalizante, surge la
posibilidad de la consideración de la particularidad del sujeto, en el que es
el deseo el que facilita la sustitución y con ello la búsqueda de objetos y
opciones. Ruiz, Scipioni y Lentini (2008, p. 232). La calidad de vida es un concepto tan amplio en el que
incluye no solo la salud bilógica sino también la economía, la educación, el
contexto, las políticas públicas, las percepciones sociales, el sistema de
salud y posiblemente los mitos y estereotipos que se tienen hacia la vejez y el
envejecimiento.
La importancia de identificar el estereotipo no se limita a
la función cognitiva, se extiende a la función defensiva al emplearse para
mantener y defender la posición en la sociedad. Esta función defensiva no es
únicamente aplicable a los individuos, sino que sirve a su vez para que ciertos
grupos mantengan su posición dominante sobre otros (Cano, 1993).
El presente estudio
emplea un enfoque mixto, es decir, emplea instrumentos de recolección de
información de orden cualitativo y de orden cuantitativo. Es además un estudio
descriptivo porque pretende hacer una descripción de cómo se presenta el
fenómeno de los estereotipos en la vejez, tanto desde la perspectiva de la
autopercepción, como desde la heteropercepción; pero además, también es de
diseño transeccional en tanto que para el análisis del fenómeno objeto de la
investigación, recoge datos en un momento determinado.
La muestra seleccionada para la
presente investigación, se hizo de manera intencional y a conveniencia de los
investigadores. Ella está conformada de la siguiente manera: veinte personas
que se encuentran en un rango edad entre los sesenta (60) a los noventa (90)
años, de las cuales diez (10)
institucionalizados en hogares de larga estancia, y los otros diez (10), son
personas no institucionalizados, es decir, no viven en hogares de larga
estancia sino que conviven con familiares. Todos son funcionales cognoscitivos
y pertenecen a los estratos socio-económicos dos (2), tres (3), cuatro (4) y
cinco (5).Todos ellos firmaron el consentimiento informado para autorizar su
participación en este estudio (Ver Anexo
E).
En la presente investigación, son los siguientes:
La Entrevista
Semi-Estructurada. Se elaboró una
entrevista semi-estructurada diseñada por los investigadores y validada por
expertos, que consta de 31 preguntas, y que determinó los estereotipos
que los adultos mayores tienen sobre su proceso de aprendizaje en la vez, así
como las percepciones que tienen las personas que las rodean.
El CENVE – Estereotipos
Negativos Hacia la Vejez de Mena,
Sánchez y Trianes (2005) que está compuesto por 15 ítems y tres factores
referidos a las dimensiones de la Salud que
recoge afirmaciones acerca del
deterioro general de esta y discapacidades; la Motivación - Social que aborda creencias en las carencias afectivas
y la falta de intereses vitales; y el Carácter
– Personalidad que recoge lo concerniente a la rigidez mental y los
problemas de habilidad emocional.
Para la calificación de cada uno de
los ítems, el instrumento cuenta con cuatro opciones de respuesta con una
escala Likert: a) muy en desacuerdo; b) desacuerdo; c) acuerdo; y d) muy de
acuerdo.
Adicional a lo anterior, el instrumento cuenta con una
consistencia interna significativa que viene dada por el Alfa de Cronbach con
valores de 0.67, 0.64 y 0.66 para los factores de salud, motivacional – social
y carácter – personalidad, respectivamente (Mena, Sánchez y Trianes, 2005). La puntuación para cada dimensión se
encuentra entre un rango de 5 y 20 puntos, la máxima puntuación del
cuestionario es de 60 puntos. Para la interpretación de los resultados del
total del cuestionario será de: a) de 15 a 28 muy bajo; b) de 29-39 bajo; c) de 40-50
alto; d) de 51-60 muy alto nivel de estereotipo negativo hacia las personas
mayores (Aristizábal, et al. 2009).
Marco de Referencia: Para la realización de la presente investigación, se construyó
un marco de referencia que permitió la comprensión de los principales elementos
teóricos y conceptuales que facilitó las
categorías de análisis que posteriormente se emplearon en el análisis de los
datos.
Construcción de la Matriz
Inicial de Categorías de Análisis: Con base al marco
teórico de referencia se elaboró la matriz inicial de categorías. Dicha matriz
recoge los elementos teóricos con los cuales se analizarán los datos recogidos.
Diseño
y selección de los Instrumentos: Para la recolección de la
información, se emplearon, tanto instrumentos estandarizados y validados, tales
como el Cuestionario de estereotipos negativos hacia la vejez [ CENVE ](Mena,
Sánchez y Trianes, 2005) Y validado para Colombia por Aristizábal, et al. 2009), así como una entrevista
semi-estructurada que fue validad
por tres jueces expertos.
Recolección de Información: En esta etapa se visitaron a los participantes en su lugar de
residencia, se les explicó el propósito de la investigación para lo cual
firmaron consentimiento informado (Ver anexo E) y se aplicaron instrumentos y
se caracterizó la población participante.
Análisis de la Información: En esta etapa se realizó la comparación entre las categorías
construidas y los datos recogidos en aplicación de los instrumentos y la caracterización de la población para
determinar los hallazgos. El análisis
cualitativo de las percepciones
del aprendizaje en la vejez, se realizó a partir de las categorías
iniciales deducidas del marco teórico a través de una matriz elaborada en MS Excel.
La caracterización de la población y el cuestionario de
estereotipos negativos hacia la vejez (CENVE) fueron analizados también con el
programa MS Excel.
Discusión y Conclusiones: Teniendo en cuenta los análisis realizados se elaboró la
discusión y las conclusiones a las cuales se llegó con la investigación
realizada a través de la triangulación de los siguientes aspectos:
heteropercepción Autopercepción del aprendizaje en la vejez, y CENVE; Marco
Teórico, Percepción social del aprendizaje en la vejez, y CEVE; Categorías del
CENVE salud, motivación social y carácter personalidad; Marco teórico, CENVE y
aprendizaje a largo de la vida, percepción
social del aprendizaje en la vejez en participantes institucionalizados
y no institucionalizados con CENVE. Finalmente
se diseñó una ficha técnica (ver anexo A) que contiene: nombre de un
curso diseñado para los participantes de la investigación, justificación,
objetivo, metodología, técnica grupal, contenido temático y algunas referencias
de la misma ficha.
La presente investigación pertenece a la categoría de riesgo
mínimo para los participantes de la misma, según lo conceptuado en el
Ministerio de la Salud Resolución 8430 de 1993. Adicional a esto, como ya se afirmó anteriormente, todos los
participantes firmaron un consentimiento informado autorizando su participación
libre y voluntaria en la presente investigación.
En cuanto a la caracterización de la muestra
poblacional se contó con la participación de veinte
(20) personas que se encontraban en rango de edades entre los 60 y 90 años. Diez (10) institucionalizados en hogares de larga
estancia, Diez (10) No institucionalizados. Quince mujeres y cinco 5 hombres.
En cuanto al estado civil ocho personas mayores que equivalen al 40% son
solteras, cinco (25%) casadas, cuatro (20%) separadas y tres personas (15%) son
viudas, trece personas mayores (65%) tiene hijos y siete (35%) no tienen hijos.
Doce personas (60%) tienen nietos y ocho (40%) no tienen. El 95% que e1quivale
a diez y nueve personas tiene otros tipos de familiares mientras que el 5% una
persona mayor se encuentra sola.
Por
otra parte, once personas (55%) son procedentes de Cundinamarca, cinco (20%) de
Boyacá, una persona (5%) de Bolívar, una (5%) de Risaralda, una (5%) Tolima y
una (5%) de Lima- Perú. También se determinó que siete (35%) personas son de
procedencia urbana y trece (65%) rural.
En
cuanto al estrato socioeconómico registrado en las personas participantes, 4 se
ubican en el estrato 2, 10 personas en el estrato 3; cuatro personas en el
estrato 4 y dos personas en el estrato 5.
En
cuanto a la escolarización 2 (10%) tiene primaria completa, 4 (20%) primaria
incompleta, 3 (15%) secundaria completa, 3 (15%) secundaria incompleta, 3 (15)
técnico completo, 1(5%) educación superior incompleta, ninguno presenta
estudios universitarios (20%).
En cuanto a las Auto-Percepciones Bio psico-sociales el 50% de las personas
se percibe con una dificultad leve para ver, el 40% no refieren dificultades
para oír, el 30% refiere dificultad moderada para caminar y el 95% manifiesta
no tener dificultad para expresarse verbalmente.
Cinco personas que equivalen
al (25%) se perciben con salud física excelente, seis personas (30%) buena,
siete (35%) regular y dos personas se perciben con salud física mala. En cuanto
a salud mental once personas (55%) se perciben con excelente, siete (35%)
buena, y dos (10%) regular. Ninguna persona mayor se percibe con salud mental
mala.
Por otra parte la
auto-percepción social arrojó los siguientes resultados:
Con respecto a la pregunta
¿Qué aporte recibe de sus familiares? diez y ocho personas (90%) manifestaron
recibir afecto, mientras que trece (65%) refirieron no recibir cuidado por
parte de sus familiares, once personas mayores (55% perciben que no tiene apoyo
económico de sus familiares y catorce persona mayores (70%) perciben que sus
familiares les ofrecen acompañamiento.
Por otra parte se les solicito que calificaran el
nivel de satisfacción que tiene con las personas con quienes se relaciona,
encontrando lo siguiente: En cuanto al nivel de satisfacción
con la pareja cuatro (20%) se sienten satisfechas y una persona (5%) se siente
insatisfecha, con los hijos doce personas (60%) se sienten satisfechas, con los
nietos once (55%) se siente satisfechas y una persona (5%) se siente
insatisfecho. El nivel de satisfacción en la relaciones sociales con otros
familiares arrojó que diez y siete personas mayores (85%) se encuentran
satisfechas, dos (10%) indiferente y una (5%) insatisfechas. Con respecto a los
amigos trece personas mayores (65%) se sentían satisfechas y tres personas
(15%) indiferente y una (5%) insatisfecha. En cuanto a los lazos sociales con
vecinos doce (60%) personas mayores perciben estar satisfechas. seis (30%)
indiferentes y dos personas (10%) insatisfechas.
En cuanto a las actividades
que les gustaría realizar en el tiempo libre las personas mayores respondieron
lo siguiente:
Las actividades más
relevantes son las espirituales con un 95%, le siguen las educativas y
culturales con un 75%, luego las recreativas y productivas con un 70%. Las
actividades que arrojaron resultados más bajo fueron las deportivas.
Resultados del Cuestionario de Estereotipos Negativos hacia
la Vejez (CENVE)
El test contiene tres
dimensiones: salud en las pregunta 1,4,7,10 y 13; motivacional-social en la
preguntas 2,5,8,11 y 14 y carácter-personalidad en las preguntas 3, 6,9,12 y 15
compuesto por cinco ítems cada uno y cuyo formato de respuesta sigue un modelo
tipo likert de cuatro niveles. El orden de los ítems se ha establecido
alternando un ítem de cada factor. Las puntuaciones en los factores pueden
fluctuar entre 5 y 20. Puntuaciones altas indican un elevado grado de creencia
en los estereotipos negativos de la vejez, mientras que puntuaciones bajas,
indican poco nivel de creencia en tales estereotipos negativos.
Cuatro personas mayores no
presentan estereotipos negativos hacia la vejez. Sin embargo la mayoría de los
entrevistados tiene un alto nivel de creencias de estereotipos negativos hacia
el momento vital de la vejez.
Solamente ocho de veinte
personas mayores registraron un bajo nivel inferior a 10 puntos que quiere
decir tener menos estereotipos negativos en la vejez y 12 de ellas, presentan
alto nivel de creencias en estos estereotipos.
Con respecto a la dimensión
motivacional-social se encontró que cuatro personas presentan bajos niveles de
creencias en estos estereotipos, tres de ellas en nivel intermedio y 13
personas mayores con altos niveles de creencia en estos estereotipos.
En esta dimensión se
evidencio que seis personas mayores presentan un nivel bajo de creencias en los
estereotipos y catorce personas mayores mostraron un alto nivel de creencias en
los estereotipos negativos para este ámbito.
Para resumir lo anterior, se
presenta la siguiente figura que muestra las respuestas de cada uno de los
veinte participantes en las tres dimensiones:
Figura # 1. Resumen de Respuestas -
CENVE
Al categorizar las
respuestas obtenidas entre personas mayores institucionalizadas y no
institucionalizadas arrojaron los siguientes resultados: Las personas mayores
no institucionalizadas muestran una distribución de las respuestas hacia un
nivel bajo de creencia de los estereotipos negativos hacia la vejez en sus tres
dimensiones: motivacional social, salud y personalidad, comparado con las
personas mayores institucionalizadas quienes muestran un nivel alto de
creencias hacia los mismos.
En la tabla 1 se muestra una
desviación típica muy alta, lo cual evidencia una gran dispersión de los datos
lo que demuestra que dichos datos no se pueden generalizar.
ANALISIS ESTADISTICO CENVE TOTAL
|
|||||
|
SALUD
|
MOTIVACIÓN
|
PERSONALIDAD
|
TOTAL
|
|
MEDIA
|
10,95
|
12,25
|
13
|
36,2
|
|
DESV. TIPICA
|
3,65
|
3,79
|
4,25
|
10,58
|
|
MÁXIMO
|
17
|
18
|
19
|
53
|
|
MÍNIMO
|
5
|
6
|
5
|
16
|
|
MEDIA INFERIOR
|
7,3
|
8,46
|
8,75
|
25,62
|
|
MEDIA SUPERIOR
|
14,6
|
16,04
|
17,25
|
46,78
|
Tabla
# 1. Análisis Estadístico CENVE
En el CENVE en la dimensión
salud se encontró un promedio de 13,3 puntos en institucionalizados y 8,6 en no
institucionalizados. En la dimensión de motivación los puntajes fueron para
institucionalizados de 14,7 puntos y no institucionalizados de 9,8 y finalmente
en la dimensión de carácter y personalidad el promedio fue para
institucionalizados de 15,5 puntos y 10,5 para no institucionalizados. Lo
anterior una prevalencia de creencias en estereotipos negativos hacia la vejez
en personas mayores institucionalizadas mayor que en las no institucionalizadas.
Resultados Cualitativos
Para la identificación de la
percepción social en un grupo de personas mayores sobre el aprendizaje en la
vejez se determinó auto percepción de diez personas mayores institucionalizadas
y diez no institucionalizadas, igualmente en la hetero percepción según las
siguientes preguntas:
Al indagar cuál es la auto
-percepción que tienen del aprendizaje en la vejez, se identificó que de diez
personas mayores institucionalizadas, cinco manifiestan tener una percepción
positiva acerca del aprendizaje en la vejez y textualmente exponen frases como:
“Me percibo inteligente ya que cualquier cosa que me expliquen yo la captó
rápido”, tengo mi mentalidad todavía en buen estado, y tengo voluntad para eso,
y ese es mi hobby estar ocupado en algo”, “tengo mucha aptitud para aprender
porque pongo mucha atención a lo que me explican”. Tres de ellas señalan una
percepción muy negativa acerca de sus procesos de aprendizaje manifestando por
ejemplo “a mí no me interesa mucho ya aprender” y dos no definen ninguna
postura.
De los no
institucionalizados nueve personas mayores perciben positivamente su proceso de
aprendizaje manifestando por ejemplo frases como “tengo una buena percepción de
mi aprendizaje porque cada día uno aprende algo nuevo”, “cada día uno aprende
más de la vida y las personas”, simplemente “sé que aprendo”. Uno de ellos
tenía una percepción negativa afirmando que “yo ya no tengo nada que aprender”.
Por otra parte se
clasificaron temas que querían aprender lográndose identificar los siguientes:
la mayoría de los institucionalizados manifiesta querer aprender temas
relacionados con manualidades, arte y habilidades orales y escritas. Los no
institucionalizados se inclinan por el aprendizaje de manualidades y arte, tres
de ellas quiere aprender informática y siete quiere aprender temas relacionados
a alguna profesión como agronomía, historia y teología.
A la pregunta de si creen
que en este momento de sus vidas pueden aprender? siete de las personas
institucionalizadas creen que si pueden hacerlo y nueve de las no
institucionalizadas responden igual.
En cuanto a la pregunta si
tienen tiempo para aprender, el total de institucionalizados dicen tenerlo y
nueve de los no institucionalizados responden de la misma manera.
Las personas
institucionalizadas dicen tener como facilitadores de su aprendizaje a la
sociedad y como limitadores su propio núcleo familiar, mientras que las
personas mayores no institucionalizadas muestran una dicotomía, ya que ubican a
la sociedad y a la familia como facilitadores y limitadores de sus procesos de
aprendizaje de manera equitativa.
En cuanto al estereotipo
negativo hacia la vejez reflejado en el dicho popular “loro viejo no aprende a
hablar”, seis personas mayores institucionalizadas dicen que es verdad y nueve
personas mayores no institucionalizadas declaran que es mentira.
También se les preguntó si
conocía instituciones que presten servicios educativos para personas mayores,
en donde la mayoría de los institucionalizados y no institucionalizados
respondieron que no conocían dichos servicios.
La mayoría de personas
mayores tanto institucionalizadas como no institucionalizadas desean ingresar a
una institución educativa para personas mayores. A continuación presentamos
algunas de sus respuestas: “De lógica, pero lo que pasa es que yo tengo mi
primaria, no creo que me den esa oportunidad, pero si me la dan claro de
lógica”, “Si es lo que estoy pidiendo, que existan sitios donde las personas
mayores puedan ir sin que se burlen, sin que sea el hazme reír porque uno está
viejo, y sobre todo donde haya personas especializadas, que sepan del cuidado
de la persona mayor”. Es importante destacar que la mayoría de personas mayores
no establecen un tiempo definido de permanencia dentro de estas instituciones
al momento de cursar algún programa educativo, ellos manifiestan frases como “
me gustaría aprender hasta que Dios quiera”, “ hasta que acabe todo el curso”.
La jornada educativa que ellos prefieren para aprender es en horas de la mañana
ya que ellos creen que están mas dispuestos, descansados y activos para el
proceso de aprendizaje.
Las respuestas en la
hetero-percepción se consignaron como sigue: las personas institucionalizadas y
no institucionalizadas perciben que otras persona mayores si pueden aprender.
Por otra parte tanto las
personas mayores institucionalizadas como las no institucionalizadas perciben,
que la sociedad no permite a otros mayores tener procesos de aprendizaje, ya
que no hay oportunidades ni espacios para ellos. En su mayoría manifiestan
también que se le da la suficiente importancia a la educación en los niños y
jóvenes pero para los mayores esta no existe.
Además se les preguntó
acerca de las facilidades que ellos perciben que tienen otras personas mayores
para su aprendizaje, a lo que las personas mayores institucionalizadas
respondieron que la motivación, el interés por aprender, la fortaleza y
capacidad mental, la experiencia, la disponibilidad de tiempo y las
oportunidades externas como programas del gobierno son facilitadores, sin
embargo tres de ellas revelaron que las personas mayores no tienen ninguna
facilidad para aprender. De modo similar, las personas mayores no
institucionalizadas dicen que los facilitadores son la motivación y el interés
que posean las personas mayores que quieran aprender. Analógicamente se les
preguntó por las dificultades que las personas mayores pueden tener en sus
procesos de aprendizaje, donde los institucionalizados respondieron que la
falta de memoria, el deterioro físico y mental y la falta de motivación se
constituyen en elementos importantes que obstaculizan el proceso de aprendizaje
en la vejez. Nueve no institucionalizados consideran que no existen
dificultades que afecten a las personas mayores en este proceso, ya que igual
que los niños y jóvenes ellos perciben que los viejos pueden aprender.
Como resultados discrepantes
se encontraron que las personas mayores institucionalizadas perciben que el
dicho popular loro viejo no aprende a hablar influye en la decisión que puedan
tomar los mayores al respecto, en cambio los no institucionalizados creen que
este dicho no influye para que las personas mayores desarrollen procesos de
aprendizaje.
Finalmente a la pregunta de
si cree que lo que piensa la sociedad acerca del aprendizaje en las personas
mayores puede influir en las decisiones de aprendizaje de la población mayor,
nueve de las personas mayores institucionalizadas y seis de las no
institucionalizadas exteriorizan que si influye la sociedad en el aprendizaje
en el momento vital e la vejez, porque la sociedad no brinda los espacios, el
apoyo suficiente y decide si los mayores pueden o no aprender. Ellos perciben
que la sociedad brinda importancia a la educación para los jóvenes y niños,
pero para los viejos no y que existen estereotipos que no permiten que el
derecho a la educación sea permanente o para toda la vida.
DISCUSIÓN
El envejecimiento humano
constituye un reto para las sociedades actuales a fin de mantener unos índices
de desarrollo humano constantes en el mundo; A través de la descripción de los
resultados de esta investigación se lograron determinar algunos aspectos
referentes a la percepción social que tienen las personas mayores acerca del
aprendizaje en la vejez, para tratar de generar algunos cambios en ellos que
planteen propuesta relevantes en torno a la educación para todas las edades y
que ayuden de alguna manera a la desmitificación de mitos y estereotipos
negativos hacia la vejez que varios autores como: Butler (1969-1980), Vega- Martínez
(1996), Fernández( 2002), Salvarezza (1991), Ruiz, Spioni y Lentini (2008),
Carvajo-Vélez, Palmore (1990), Doman (1991), Burken, citado por Gonzales
(2005), Muñoz (2001), Fernández-Ballesteros (2000), Jiménez-Frías (2002),
Gutiérrez y López (2006), Sánchez (1990), Moragas (1991), Aristizábal-Vallejo
(2008-2010), Viguera (2010), Vásquez (2008),Gómez (2003), Blascovish (Citado
por Mena-Sánchez (2005) y Cathalifaud (2007) coinciden existen dentro de las
diferentes sociedades del mundo actual.
Los participantes fueron
veinte (20) personas que se encontraron
entre un rango edad de 60 a 90 años.
Diez de ellas institucionalizados en hogares de larga estancia y
las otras diez No institucionalizadas. Quince mujeres y cinco 5 hombres. En
cuanto a la escolarización 2 (10%) tiene primaria completa, cuatro (20%)
primaria incompleta, tres (15%) secundaria completa, tres (15%) secundaria
incompleta, tres (15%) técnico completo, uno (5%) educación superior
incompleta, ninguno presenta estudios universitarios (20%), esto nos refleja
que la educación
aun siendo un derecho que debe ser garantizado en todo el ciclo vital, como lo
afirman Márquez, Citado por: Restrepo, A; Barrera, J (1996), no es aplicado
para este grupo de personas ya que la mayoría de ellas no presenta un alto
nivel educativo.
En esta investigación las personas mayores se
perciben a sí mismas (auto percepción) y ven a sus pares (hetero-percepción)
con capacidades y posibilidades para aprender, esto es corroborado por (Peñaloza y Rojas, 2005)
quienes explican que si bien en la vejez se modificaría la rapidez en la
capacidad de reorientación y combinación de información por parte del
individuo, esto no guarda relación con una disminución de la inteligencia
durante esta etapa, en pocas palabras los viejos pueden aprender.
El estudio arrojó que las
personas mayores institucionalizadas y no institucionalizadas perciben que la
sociedad no les permite espacios de aprendizaje, sin embargo dichas personas
mayores están dispuesta a ingresar a una institución educativa y aprender temas
como: manualidades y arte, informática,
habilidades orales y escritas, actividades culturales
y temas profesionales entre ellos la agronomía, la historia, la teología y la
gastronomía. Es importante describir lo que la Organización Mundial de la salud
propone cuando manifiesta que habilitar la plena
participación de las personas mayores proporcionando políticas y programas de
educación y formación que apoyen el aprendizaje a lo largo de la vida para las
mujeres y los hombres a medida que envejecen puede proporcionar oportunidades
para desarrollar nuevas técnicas, particularmente en áreas tales como las
tecnologías de la información y las nuevas técnicas agrícolas. (OMS 2002. p,
101).
Estas personas mayores ven en ellos mismos y en otros facilitadores para
el aprendizaje como: la motivación y el interés ya que se dedicarían de tiempo
completo y en las mañanas a estas actividades, la fortaleza y la capacidad
mental, la experiencia a lo largo de la vida. Estas facilidades las aprovechan
por medio de algunas oportunidades externas como son los programas educativos
que brinda el gobierno en alcaldías y Cajas de compensación familiar.
Otro facilitador del aprendizaje que se determino en personas mayores
institucionalizadas fue la sociedad en general, ya que ellos dice que se
benefician de programas que ofrecen los sitios donde ellos viven en busca de
mejorarles su calidad de vida, sin embargo en el CENVE ellos mismos revelan en
la dimensión motivacional social un alto grado de creencias en estereotipos
negativos hacia la vejez.
Los aspectos que ellos
reconocen como limitadores de sus procesos de aprendizaje son la misma familia
en personas institucionalizadas, mientras que en los no institucionalizados la
familia la presentan como limitador y facilitador simultáneamente y la sociedad
más bien es la encargada de facilitarles dicho proceso. Cabe resaltar que en
este estudio en la hetero-percepción, las personas mayores institucionalizadas
y no institucionalizas evidencian que se le da más importancia a la educación
en niños y jóvenes que en los mayores, y se contrasta con lo que concluyo el
investigador Gómez (2008) en su estudio titulado: el aprendizaje en la tercera edad, una aproximación en la clase de ELE,
con aprendientes mayores japoneses en el Instituto de Cervantes de Tokio quien
afirma que las personas mayores son el eje fundamental de la sociedad a través
de su experiencia y valores, además de ser el elemento clave de conseguir el
diálogo intergeneracional que permite una sociedad más justa e igualitaria y
que el aprendizaje es una herramienta fundamental que desarrolla conocimientos
y actitudes actuales al mismo tiempo que favorece el entendimiento entre las
diferentes generaciones. Por este motivo es relevante tener en cuenta que las
posibilidades para aprender deben ser equitativas para todos los momento
vitales y no dejar que solo los jóvenes y niños sean los que ejerzan con mayor
facilidad su derecho a la educación.
Siguiendo con los
limitadores que perciben los mayores en sus procesos de aprendizaje, los
institucionalizados perciben que tiene dificultades físicas y mentales, entre
ellas la falta de memoria y por otra parte la falta de motivación e interés que
se requieren. En disparidad con lo que manifiestan los no institucionalizados
ya que ellos aseveran que no encuentran ninguna dificultad para que ellos y
otras personas mayores puedan aprender. Esto se corrobora también con los
hallazgos en el CENVE donde se demostró que las personas mayores
institucionalizadas presentan más estereotipos negativos hacia la vejez que los
no institucionalizados.
Las personas mayores
institucionalizadas asumen el dicho loro viejo no aprende hablar como verdadero
contrario a lo que expresan las personas mayores no institucionalizadas quienes
opinan que eso es completamente falso. Todas las personas mayores afirman que
lo que piensa la sociedad acerca del aprendizaje en la vejez influye en la toma
de decisiones por parte de los mismos mayores: Lo anterior confirma la teoría del efecto Pigmalión desde la perspectiva
de la teoría de la profecía auto realizada. Esta teoría la entendemos como uno
de los factores que influyen en la motivación de las personas mayores en el
aula de clase ya que la sociedad formulan expectativas acerca de que en la
vejez no es posible aprender, y es muy posible que los viejos consideren que
esto sea verdad y se cumpla la profecía, convirtiéndose en una problemática
social. También se confirma que existen estereotipos negativos hacia la vejez
con otros autores que definen los estereotipos como cliché o un modelo fijo, compartido por una determinada
colectividad, que se utiliza para conceptualizar a un determinado sujeto sea
viejo o joven (Fernández Ballesteros, 2000, p. 9), pero estos clichés pueden no
ser muy objetivos o ser generalizados y es ahí donde se pierde el sentido de la
realidad de los mismos dentro de una sociedad. Jiménez-Frías también asevera
que los estereotipos son “catalogados como impresiones que la gente se forma
sobre determinados grupos al asociar características y emociones particulares…
una creencia generalizada, exagerada, simplificadora, acerca de costumbres y
atributos de algún grupos social” (2002, p. 34).
Por su parte Gutiérrez
y López consideran que “los prejuicios normalmente se forman por creencias o
pensamientos estereotipados” (2006, p. 5), de tal forma que el prejuicio es una
actitud muy común en la sociedad actual y consiste en la evaluación positiva o
negativa de un grupo social y de sus miembros, además se trata de un proceso
que conduce a la discriminación en numerosas ocasiones y con frecuencia los
estereotipos, están tan integrados en la práctica cultural que impiden ver sus
efectos e implicaciones sobre las opiniones que se tienen sobre otros grupos
sociales (Gutiérrez y López, 2006). Finalmente se concluye con relación a este
tema de estereotipos que en este estudio, tanto institucionalizadas como no
institucionalizadas, presentan altos niveles de estereotipos negativos en la
vejez siendo más evidentes en las personas mayores institucionalizadas.
Por
otra parte se resalta que determinar las necesidades de aprendizaje en el
momento vital de la vejez involucra cuestionar y desmitificar los estereotipos
negativos que se presenta en la sociedad acerca de la vejez ya que estos pueden
influir en las decisiones que los mayores tomen con relación a este tema y el
motivarse a seguir aprendiendo temas nuevos. El tema no es que los mayores no
puedan aprender sino que se deben tener en cuenta espacios físico y
profesionales especializados en el tema de envejecimiento y vejez que cubran
las necesidades gerogógicas, que respondan al cómo aprenden los mayores y que
generen estrategias que les permitan aprender.
Los
autores de este estudio se adhieren a los postulados de Graciela Petriz y
Aristulle quienes afirman que al considerar que “la Educación Permanente es una
modalidad no formal, participativa y sistemática es un recurso válido, pues a
la par que introduce en lo nuevo y habilita para su apropiación, proporciona la
satisfacción de acceder a lo elegido, por lo tanto (…) fuente de satisfacción,
facilitador y promotor de nuevas metas” Petriz (2003) y que se debe tener en
cuenta que la vida entera es un aprendizaje constante y que la educación
permanente debe abarcar todas las etapas y dimensiones de la vida, así como también
todas las ramas del saber y todos los conocimientos prácticos que pueden
adquirirse por diversos medios, y contribuir ampliamente al desarrollo de la
personalidad total. Aristule (2003).
Para
los investigadores de este estudio fue importante el reconocer que para este
grupo de personas mayores es muy importante que se les faciliten procesos de
aprendizaje, en espacios adecuados y con profesores especializados en Gerogogía
el arte de enseñarle a los mayores, teniendo en cuenta las características intelectuales
a lo largo de la vida, el envejecimiento normal y patológico de los
participantes. Reconocer la importancia de la educación de adultos mayores
puede alcanzar el desarrollo humano individual y comunitario, cultural y
económico sostenible, pero no se puede negar que supone un compromiso social y
político ya que se necesitan recursos humanos y económicos para poder
desarrollar programas, planes y proyectos donde se evidencie una educación para
toda la vida. Esto implica ofrecer contextos y procesos de aprendizaje
atractivos, eficaces, eficientes y pertinentes para las personas mayores
brindándoles un reconocimiento como sujetos de derechos que pueden ser activos
en el trabajo, la familia, la comunidad, como personas autónomas que pueden
construir y reconstruir sus vidas.
Varios
autores aseguran que se deben compensar la educación en la adultez y la vejez
mediante políticas orientadas hacia la equidad advirtiendo que si no se
realiza, los sistemas formales de educación tienden a reforzar las
desigualdades sociales (Bourdieu y Passeron, 1970; Shavit y Blossfeld, 1993).
El
aprendizaje a lo largo de toda la vida sigue siendo más una visión que una
realidad UNESCO (2010, P.15), pero a través de diferentes investigaciones como
la actual, se puede determinar que las personas mayores quieren seguir
aprendiendo y que es una necesidad prioritaria romper con mitos y estereotipos
de la vejez que pueden perjudicar en las decisiones que tomen los mayores
dentro del ejercicio de sus derecho de educación.
Se puede afirmar que para
este grupo de personas mayores la hipótesis en cuanto a que si un individuo es
percibido como viejo, sus conductas son interpretadas a través del estereotipo
social de cómo se comporta una persona vieja, al mismo tiempo, el propio sujeto
termina por asumir esa imagen social y se comportará en función de ella, se
cumplió en los mayores institucionalizados, ya que en ellos se determinó que si
la sociedad percibe y estereotipa al viejo como sujeto que no puede aprender,
ellos lo creen y se predisponen negándose la posibilidad de ejercer su derecho
que tiene al aprendizaje a lo largo de la vida y a trabajar por una cultura de
envejecimiento activo.
Finalmente
se destaca que la Organización Mundial de la salud documentó el marco Político
de envejecimiento activo, quienes afirman que el apoyo social, las
oportunidades para la educación y el aprendizaje continuo durante toda la
vida…, son factores fundamentales del entorno social que mejoran la salud, la
participación y la seguridad por alcanzar calidad de vida a medida que las
personas envejecen. La soledad, el aislamiento social, el analfabetismo y la
falta de educación… aumentan los riesgos de discapacidad y muerte prematura en
las personas mayores. La educación en los primeros años de la vida, junto con
las oportunidades de aprendizaje durante toda la vida, puede ayudar a las
personas a desarrollar las aptitudes y la confianza que necesitan para
adaptarse y seguir siendo independientes a medida que envejecen. (OMS 2002, P,
87-88)
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